LUNES, XXIX - X - MMXII

DEBERES:

MATEMÁTICAS:
-página 33             Estudiar cuadro.
-página 33             ejercicios 1, 2, 3, 4, 5
-Colorear los resultados en la ficha de tablas.

LENGUA:
-Escribe en el cuaderno 7 sustantivos referidos a personas, animales, cosas, ideas y sentimientos.
-página 38             Copiar el cuadro y aprenderlo.    


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Os recuerdo que los exámenes deben ser firmados por el padre o la madre. Mañana espero que estén de vuelta.  Sería interesante que revisárais con atención los exámenes.  Veréis que muchas de las notas se ven rebajadas por las faltas de ortografía. Así que ya sabéis. Toca esforzarse más.
 En los exámenes de Matemáticas se observa que nuchos cometen fallos de despiste, en cosas facilísimas, en operaciones sencillas.   A ver si vamos corrigiendo este asunto para futuros exámenes.

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Y ahora ...    

(Quedan tres días)



  Arturito había desaparecido. Nadie sabía lo que le había pasado. Los chicos y chicas supervivientes estaban refugiados en la clase. ¡Vaya refugio! ¡Qué bien protegidos que estaban! ¡Estaban condenados a morir sin remisión!  Bien. Hicieron recuento de los que quedaban.  Sanos, unos cuantos. Heridos, la mayoría.
Pepito, Samuelito y Angelito empezaban a sentirse mal; temblaban como pajarillos en invierno. Poco a poco comenzó la transformación. Los ojos se les hundieron en sus cuencas; la piel se puso blanca como la leche semidesnatada Pascual; los labios se convirtieron en una delgada línea oscura; la boca se hizo toda dientes y los ojos, los ojos parecían querer salirse de la oscuridad profunda en donde se encontraban, con una mirada de loco que aterraba hasta la parálisis total. Sin previo aviso, atacaron a sus hasta hace un momento queridos compañeros. Los mordieron a todos menos a Paulita Moreno, que con sus movimientos de kárate, pudo defenderse y escapar por el pasillo. A Lucita Gimnasta y Anabelita les arrancaron la nariz y las orejas a bocado limpio; a Jesusito le mordieron en la barriga y se le salieron los intestinos. En fin: una auténtica masacre. Rodriguito, ágilmente entre las mesas, pudo esquivarlos, salir de la clase y huir.  Pero, huir, ¿dónde?

  Los espectros estaban dándose un festín con Nicolasito y Lucita Cuadradito. ¡Mmmmmmm! ¡Qué ricos y tiernos estaban! ¡Vaya merendola chula se estaban dando!

 Rodriguito y Paulita Moreno se encontraron en la puerta principal del cole. Seguía cerrada. Pero por lo menos, estaban a salvo.  O eso creían ellos.    La puerta del cuarto donde está la sirena, junto a la escalera, comenzó a abrirse, lentamente, muy despacio, con un ligerísimo chirrido metálico. Nuestros dos amigos se quedaron petrificados, inmóviles como estatuas griegas, con los pelos erizados y un escalofrío mortal en el espinazo.   Paco, el conserje, se abalanzó sobre ellos, los agarró con sus enormes manos, fuertes y duras como garfios de acero, les mostró sus dientes afilados, mortíferos y ...      ¡JA, JA, JA, JA!