MATEMÁTICAS:
-Cálculo mental. Páginas 109, 113
-Página 108 Ejercicio 3
-Página 111 Ejercicio 5 (los cuatro últimos)
LENGUA:
-Páginas 118, 119 Ejercicios 8, 10, 11, 12
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Bueno, chatos. Punto y seguido. No olvidéis ni por un momento que la vida sigue, que, como se suele decir, el espectáculo debe continuar. No estamos de vacaciones, aunque algunos lo piensen. Las clases continúan, como siempre; los deberes continúan, como siempre; los exámenes continúan, como siempre. Sólo va a ser un pequeño paréntesis en nuestra rutina cotidiana.
Espero de vosotros, como siempre, lo mejor: Trabajo serio y de calidad, comportamiento excelente, actitud positiva (protestáis demasiado por los deberes), alegría, compañerismo (a veces, falla), ilusión por hacer las cosas muy bien, espíritu de mejora y que no os dejéis llevar por la pereza y el aburrimiento. Sé que es difícil conseguir todo esto, pero el que no lo intenta es un blandengue.
Y , por supuesto, haced caso a los profesores, escuchad si os hablan, demostrad que tenéis educación, que sabéis respetar. En definitiva, sed buenos chavales (que lo sois) y aprovechad el tiempo (que es oro aunque no os deis cuenta todavía).
No os olvido. Vuestro profe, José Vicente.
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Microhistoria.
Le vigilaban. Él lo ignoraba, pero había alguien al acecho, observándolo. Llegó, como todas la mañanas, temprano. Pero alguien había llegado todavía más temprano que él. El plan seguía su curso como lo habían previsto. Había nervios. También ilusión. Mucha.
Había adultos que participaban en la estrategia, que colaboraban en mantener el secreto: madres, profesoras... Hasta el conserje "estaba en el ajo".
La entrada fue apoteósica. Él se quedó sin palabras. Impresionado.
¿De verdad sentían sus alumnos por él lo que expresaban a grito pelado?
Al final de la mañana, en la agradable soledad de la clase, mecido por el suave cántico del silencio (le encantaba ese sonido), se dejó llevar por un pensamiento que le había estado rondando hasta ese momento sin que se hubiera manifestado -hasta ahora, por fin- con tanta claridad:
Él no sabía si su paso dejaría una huella profunda en sus cortas vidas, en su tierno corazón. Lo que sí sabía, con total certeza, era que ellos sí le dejarían una huella indeleble en su ya larga vida, en su viejo (bueno, un poquito) corazón.
¡¡¡¡¡GRACIAS!!!!!
Continuará. (Continuaremos).
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Profe que tal la operación?
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