REVOLVER

 Hola, chicos.

(Samuel, eso de que me echáis tanto de menos, ya será menos. Seguro que se lo decís a todos).

 Aquí estoy, tras el cristal transparente, aunque con las huellas de mis dedos, viendo pasar el tiempo, lento como un manso río, o veloz como el rayo en la tormenta, según lo mire, o lo piense, o lo sienta.

 Yo sí que echo de menos mi colegio, mi pequeño paseo diario hasta ese pequeño centro escolar donde pequeñas -y grandes-  personas como vosotros llenan de sentido mi cotidiana tarea, mi ordenada vida, mi rutinaria existencia...

 En fin.






Y ahora ...



Microhistoria.


   El profe llegó ese día con unas ganas locas de dar Lengua. Esperó pacientemente a que los niños se colocaran, prepararan sus cosas, guardaran el anhelado silencio (¡qué sonido más chulo!) , los miró con seriedad y dijo solemnemente:

-Chicos, quiero presentaros a un amigo mío. Es una clase de palabra y se llama adverbio.

Félix lo contempló con extrañeza. Había dicho adver... ¿qué? ¡Qué palabra más rara! No tenía ni idea de qué significaba esa palabra.

-Escuchad -continuó el profe. El adverbio es una clase de palabra invariable (¿invariable? ¿qué significa eso -se preguntó Nicolás) que expresa circunstancias. (¿circunstancias? ¿qué son circunstancias? -se preguntó Miguel).
-Bueno. Antes de seguir, que alguien explique lo que quiere decir invariable y lo que son circunstancias.

Richard levantó la mano. Dijo: "Invariable significa que esa palabra siempre se escribe igual, que no cambia, es decir, que no tiene ni género ni número".

-Correcto, Richard. Eres un lince ibérico.

Jesús levantó su mano. Dijo: Los adverbios se clasifican según las circunstancias que expresan, es decir, complementan a otras palabras y pueden expresar: lugar, tiempo, modo, cantidad, afirmación, negación o duda.

-Perfecto, Jesús. Eres un hacha comanche.

 Rodrigo, Pepe, Samuel, Rodrigo y Guillermo no entendían muy bien lo del adverbio. Miraban con cara de escarabajos zapateros al profesor. Era demasiado difícil para ellos eso tan extraño del adverbio.

 Tímidamente, Sergio alzó su mano temblorosa y dijo:

-Profe, yo sé más cosas del adverbio. Lo que pasa es que me da vergüenza decirlas.

-Vamos, chico -le animó el profesor con una sonrisa un poquito lastimera.  Esta es tu oportunidad.

-Vale -susurró apenas Sergi.  Allá va:

Los adverbios, como todas las palabras, tienen su función dentro de una oración. Estos son complementos, y son complementos porque nos dan información o completan a otras palabras. Lo más habitual es que un adverbio complemente a un verbo:

Ejemplos:     El coche corre despacio. 
                     Mi primo vino ayer.
                     El libro está encima / debajo / ahí ...
                     El éxito cuesta mucho / bastante / poco ...
                    

 Además, puede complementar también a un adjetivo o a otro adverbio.

 Ejemplos:   Ese hombre es poco inteligente.
                     Ronaldo chuta muy fuerte.
                     Andrea, tu letra es demasiado pequeña.

                     Lo has hecho muy bien, Sergi.
                     Estudias bastante poco, melón chino.
                     Lees demasiado despacio para tu edad.


Los adverbios, según las circunstancias que expresen, pueden ser:

Adverbios de lugar: (dónde)
   "              "  cantidad:  (cuánto)
   "              "  modo:   (cómo
   "              "  tiempo:  (cuándo)
   "              "  afirmación
   "              "  negación
   "              "  duda.


-Excelente, muchacho -exclamó el profe entusiasmado. Te digo dos adverbios:  Muy bien.


Sergi se sintió emocionado por unos instantes. Sus compañeros lo felicitaron calurosamente dándole palmaditas en la espalda y chocándole las palmas de las manos.
Sergi se puso más rojo que el pintalabios rojo de Maite y más colorado que el pecho hinchado de un urogallo.


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Dijo el profe:   Me falta por explicar lo de las locuciones adverbiales, pero, eso, ya, es otra historia.

Mañana, que se preparen las chicas.


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Hasta mañana.